Álex y el ratón de cuerda


Esta es la historia de dos ratones muy diferentes: uno es real y otro es de juguete.

Álex es un ratón de carne y hueso y vive en una casa en la que no le aprecian mucho. El va corriendo de un lado a otro buscando comida, pero cada vez que le descubren solamente se oyen gritos y además le persiguen a escobazos. Así que se siente solo e incomprendido.



Guille es un ratón de cuerda, por lo tanto no puede moverse si no giran la llave que tiene en su espalda. Es el juguete favorito de su dueña. Duerme rodeado de amigos y se siente muy querido.


Ellos no se conocían, hasta que un día Álex escuchó unos chillidos en la habitación de Ana. Desde ese momento entre ellos se empezó a forjar una gran amistad.


Álex solía visitar a Guille y se contaban sus aventuras. Uno le explicaba que hasta las tazas volaban cuando le veían, el otro le hablaba del resto de muñecos y de los bien que dormía junto a Ana.

Compartían muchos momentos, pero en la soledad de su ratonera, Álex sentía envidia por la vida que llevaba Guille. A él también le gustaría sentirse querido y no tener que esquivar la escoba o las tazas.

Un día, Guille le cuenta que había oído hablar de un lagarto que era capaz de transformar un animal en otro diferente y que vivía en el jardín.

Así que Álex ilusionado, pensó en ir a hablar con él porque aunque supusiera renunciar a su movilidad, estaba dispuesto con tal de sentirse tan querido como Guille.


Cuando encontró al lagarto, éste le dijo que necesitaba una piedra morada la próxima noche de luna llena.

Álex se volvió loco buscándola de aquí para allá, había piedras de todos los colores, de todos, menos morada.

Cuando por fin la encontró descubrió que Guille y otro montón de juguetes estaban metidos en una caja que iba a ser tirada a la basura. Ana había celebrado su fiesta de cumpleaños y con todos los regalos nuevos, se había aburrido de algunos de sus juguetes, entre ellos de Guille.


En ese momento Álex se da cuenta que el cariño que Guille ha recibido de Ana es efímero, y depende de otros factores. Así que toma una decisión: al lagarto no le va a pedir que le convierta en un ratón de cuerda, si no que pedirá que Guille se convierta en un ratón de verdad.

Busca al lagarto de mil colores, le expresa su deseo con su piedra morada en sus patitas y la luna llena de testigo.


Álex va corriendo hacia su casa, pero cuando llega descubre que la caja de juguetes está vacía. ¿Dónde está Guille? ¿Qué ha pasado con él?


Leo Lionni nos vuelve a enamorar con esta preciosa historia, publicada por primera vez en 1969 y que fue premiada con la Medalla Caldecott.

Las ilustraciones tan características del autor, utilizando trazos sencillos mezclados con collage, son expresivas y coloridas. Además también nos recuerda a Frederick, el ratón de campo más artista conocido.

Un tierno álbum que habla de la amistad entre dos seres muy diferentes y pese a esas diferencias ellos se sientes muy cercanos. Deja entrever la envidia, la añoranza de aquello que no tenemos. Pero luego en la historia se comprueba que el amor por el otro va por delante de esa envidia "sana", dando paso a la generosidad y el aprecio.

Fuente
Leo Lionni nació en Amsterdam (Holanda) en 1910 y falleció en 1999 en Toscana (Italia). 

Creció en un ambiente artístico (su madre fue cantante de ópera, y su tío Piet, aficionado a la pintura) y desde joven supo que ése sería su destino. 

Su formación no fue artística, ya que se doctoró en Economía. En 1931 se instaló en Milán y entró en contacto con el diseño gráfico. Cuando se trasladó a América en 1939, trabajó en una agencia de publicidad de Filadelfia, en la Corporación Olivetti y la revista Fortune. También iba creciendo su reputación como artista y sus cuadros se exhibían en las mejores galerías, desde Estados Unidos a Japón. 

Como él mismo dijo: "De algún modo, en algún lugar, el arte expresa siempre los sentimientos de la infancia".  Su primer libro para niños no llegó hasta 1959, y surgió casi por casualidad: durante un viaje en tren se le ocurrió entretener a sus nietos con un cuento hecho a base de trozos de papel de seda. Así nació "Pequeño Azul y Pequeño Amarillo", que fue el primero de más de 40 obras. Por sus méritos como escultor, diseñador, pintor e ilustrador, recibió en 1984 la Medalla de Oro del Instituto Americano de Artes Gráficas.


Álex y el ratón de cuerda
Leo Lionni
Traducción: Xosé Manuel González
Kalandraka, 2017

Tapa dura
Medidas  22 x 27,5 cm 
40 páginas.
ISBN: 978-8484643098
Edad recomendada: 3-6 años.

Ideas de actividades: (ver las actividades comunes)

  • Mostrar a los niños un ratón de peluche o si nos atrevemos un hámster de verdad y un ratón de cuerda. Observar las diferencias entre ambos. (En el caso de que sea un ratón de juguete y no uno de verdad, imaginaremos que tiene vida).
  • Hacer una descripción de cada uno, incluyendo de esta manera adjetivos.
  • Hacer un listado de las cosas que pueden hacer cada uno de ellos.
  • Después preparar una lista de las cosas que no pueden hacer.

  • Pensar cual de los dos preferiríamos ser. Analizaremos con los niños de esta manera, que ninguno de los dos es perfecto, que ambos tienen cosas buenas y malas (o que nos gustan más o menos).
  • Reflexionar sobre el sentimiento de la envidia (adecuándolo al nivel de la edad de los niños). Pensar si alguna vez hemos sentido envidia.
  • Imaginarnos la situación de Álex. Tenemos un amigo, que le va a ocurrir algo malo ¿antepondríamos su bienestar para no perderlo, a nuestra ilusión?
  • Hablar de las cosas que hacen los amigos entre sí. 


  • Podemos hacernos nuestro propios ratones utilizando diferentes técnicas.
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  • También podemos hacernos un par de títeres y en uno de ellos ponerle rueditas en lugar de patas y la cuerda en la parte de atrás.
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Enlaces de interés: 

Ficha del libro por parte de la Editorial.

Otros libros del autor.



Seño Ruth

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