Salvaje


“Nadie recordaba cómo había llegado la niña, 
pero a todos les pareció bien”. 

Así es como comienza Salvaje, una tierna historia que a priori nos puede recordar a Mowgli, el protagonista de El libro de la selva de Rudyard Kipling, o incluso a Tarzán de Edgar Rice Burroughs. 


Al igual que ellos esta niña crece en la naturaleza rodeada de animales con los cuales interactúa en perfecta armonía, hasta que un día la encuentran unos animales extraños (unos cazadores) que la llevan a la ciudad creyendo que así la salvaban. Allí las personas intentan imponerles su forma de comunicarse y sus modales (concretamente es un famoso psiquiatra el que intenta educarla). Sin embargo, la niña no los comprendía y no era feliz, por lo que finalmente decide volver a la naturaleza.



Las ilustraciones están creadas también por Emily Hughes. Precisamente por ello son capaces de embelesarnos y narrarnos todos esos detalles que completan al texto, el cual pese a ser corto está inteligentemente construido y sintetizado. 


Una historia perfecta para trabajar la aceptación hacia uno/a mismo/a, así como el respeto hacia las diferentes costumbres culturales. 

Salvaje
Emily Hughes
Traducción: Regina López Muñoz
Libros del Zorro Rojo, 2014

Tapa dura
Medidas  23 x 27 cm 
40 páginas.
ISBN: 9788494247347
Edad recomendada: 3-6 años, 6-9 años.

Ideas de actividades: (ver las actividades comunes)

Antes de la lectura:
  • Preguntar a nuestro alumnado qué connotaciones asocian con la palabra “salvaje”. Anotaremos los conceptos en la pizarra y al final veremos y valoraremos qué porcentaje de cosas buenas o malas se relacionan con dicha palabra. También podemos tener a mano un diccionario de sinónimos y antónimos, o en su defecto un buscador de ideas afines para contrastar si la idea general de la clase corresponde con la que se proyecta en otros medios.
Durante la lectura:
  • Hablar de los modales que han de seguirse a medida que se mencionan en la historia (hablar, comer o jugar). Se puede realizar un pequeño debate en grupo grande de si les parece adecuado o no cómo se muestran en las ilustraciones a la niña y por qué, así como de si empatizan con ella ya que es importante que entiendan que no lo hace a propósito, simplemente desconoce las convenciones sociales. 
Después de la lectura:
  • Realizar normas de clase. Una vez que hemos hablado de los modales y convencionalismos podemos consensuar y formular unas normas de clase, siempre con un lenguaje proactivo. Podemos realizar carteles con ellas para distribuirlas por el aula con mensajes como: “pedir las cosas diciendo por favor” o “guardar el material común en su sitio cuando hayamos terminado de usarlo”.
  • Conocer las diferentes costumbres culturales. Es un buen momento para trabajar la multiculturalidad, sobre todo si alguien de nuestro alumnado procede de otro país. Puede contar cosas que le llamaran la atención la primera vez que vino o que se hacen diferente (palabras, formas de saludarse, tradiciones, etc.). Ello nos va a permitir trabajar la tolerancia y el respeto. También podemos documentarnos y exponer en clase otras costumbres curiosas o invitar a personas de la comunidad educativa para que compartan sus propias experiencias. Igualmente podemos pedir al alumnado si ha viajado o vivido en otro lugar que cuente sus experiencias respecto a otras costumbres que haya visto.
  • Realizar la dramatización del cuento. Se sortean los personajes entre el grupo: la protagonista, los animales y sociedad representada a través de los cazadores, el psiquiatra y su mujer. Proponer al alumnado que recree situaciones como las que se mencionan en la historia, así los hacemos partícipes de la creación y comprensión de la historia en lugar de que tengan que memorizar textos de diálogos que ya aparezcan. Además, habrán de implicarse en la elección del vestuario y la creación de la escenografía. En cuanto a la función, se realizarán en pequeños actos. Quienes interpreten papeles que no salgan en ese momento será el público. Al final se realizará de cada representación su valoración (siempre positiva y constructiva).
  • Jugar por roles. Podemos trabajar los modales también a partir de juegos de roles estableciendo distintas situaciones y asumiendo los papeles de diferentes participantes. Un ejemplo sería recrear una comida en un restaurante con sus comensales y el camarero o la camarera: cómo hay que comportarse en la mesa, cómo hay que dirigirse a quien nos sirve, etc.

Enlaces de interés: 

  • Vídeo-lectura del cuento.

  • Vídeo de Emily Hughes dibujando a la protagonista (está en inglés, pero os recomiendo verlo ya que lo interesante es poder verla dibujar).




Patricia

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