Nora está en casa de su abuela bastante aburrida. Ella piensa que no hay nada divertido que hacer allí. Hasta Rafa, su inseparable jirafa, parece estar aburriéndose.
Por eso su abuela le propone salir al jardín a jugar, diciéndole que ha creído ver un tigre, libélulas muy grandes, un oso polar pescador y hasta unas plantas que podrían devorar a cualquier persona.
Incrédula Nora sale con Rafa, pensando que le está tomando el pelo. A regañadientes va andando entre las plantas, pensando en lo a-bu-rri-do que es todo.
Pero de repente....
Tras esa sorpresa, intenta quitarle importancia y le dice a Rafa, que puede ser que haya libélulas como pájaros, pero que desde luego no hay nada más, ni muchísimo menos un tigre.
Deciden ir hacia casa pero...
Le toca reconocer que igual también hay plantas carnívoras, pero ni de broma va a encontrarse con nada más.
Hasta que...
Incluso el oso polar le habla de ese misterioso tigre.
Enfadada refunfuña, que esta absolutamente segura de que no va a aparecer un tigre en el jardín.
Pero no hay nada imposible en ese libro.
¿Será real? ¿Estará en su imaginación?
Al llegar a casa Nora comenta con su abuela lo que ha encontrado e incluso le cuenta que en la bañera ha encontrado algo más.
Hay un tigre en el jardín es un libro que despierta los sentidos desde su portada: por la textura y por el relieve.
Las ilustraciones son coloridas, vivas y resaltan sobre el fondo blanco. Trasmiten la expresividad de Nora; su aburrimiento, su incredulidad, la sorpresa, la alegría y la complicidad con su abuela.
Un libro que es un canto a la imaginación, a dejarnos llevar, a hacernos creer que todo es posible si nos lo imaginamos.
Hay un tigre en el jardín
Lizzy StewartTraducción: Xohana Bastida
SM, 2017
Tapa dura
Medidas 30,5 x 23 cm
32 páginas.
ISBN: 978-84-675-9080-7
Edad recomendada: 3-6 años, 6-9 años.
Ideas de actividades: (ver las actividades comunes)
- Hablar sobre la situación de Nora. ¿Realmente vio el tigre? Y esa sirena en la bañera, ¿era de verdad?
- Comentar el papel de la abuela en el libro. ¿Nora hubiera salido al jardín si su abuela no le hubiera animado?
- A veces nos negamos a experimentar situaciones diferentes ¿qué cosas nos podemos perder?
- Imaginarnos que estamos en una habitación vacía y pensar a qué podríamos jugar. ¿Cambian esas opciones si estamos solos o acompañados?
- Pensar situaciones en las que sin tener ningún juego o juguete nos lo hemos pasado muy bien.
- Jugar a inventarnos situaciones imaginarias: paseando por el parque me encuentro con un dinosaurio, por ejemplo. ¿Qué haría? ¿Cómo podría jugar?
- Entregar a los niños una caja de cartón. Pensar en qué se puede convertir.
- Pensar en un objeto que guste a los niños y hacer un listado de otros objetos que pueden sustituirlo y hacer su función. Por ejemplo: los sombreros. Podemos hacer un sombrero con un plato de cartón, con una caja con un bote...
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