Ella disfruta en el agua, tocando el fondo con la punta de su nariz, zambulléndose una y otra vez.
Normalmente cuando sus padres le llaman para ir a cenar, o a la ducha, ella no suele hacer mucho caso. Su madre suele decirle:
- ¡Estás completamente sorda cuando nadas en el mar!
Y efectivamente es así, pero ella pone la excusa de que con el agua en las orejas no oye muy bien.
Pero un día todo cambió. Al salir del agua sintió un cosquilleo y al tocar si cara notó que una oreja había desaparecido.
Había perdido la oreja en el mar ¿cómo podía haber sucedido eso?
Sin perder un segundo, acompañada de sus padres fue al médico para encontrar una solución.
La doctora les explicó que a veces las orejas se cansan de no se ser utilizadas. El diagnóstico era el conocido caso de Oreja Aburrida y era más común de lo que parecía.
Desde ese momento todo el mundo se puso a buscar la oreja de Greta, pero no la encontraron. Su vida cambió porque no podía escuchar las canciones, los cuentos... todo lo hacía a medias, y esa sensación hacía que Greta no se sintiera bien.
Un día mientras hablaba con su adorado mar, un pescador le comenta:
Greta piensa que ella ya sabe escuchar, eso sí, quizá le falta ponerlo en práctica.
Y eso es lo que hace, ponerse manos a la obra. Nadie da crédito al cambio de actitud de Greta, ¡pero si parece otra niña!
Y un buen día, una ola que aparece por debajo de la puerta de su casa le trae su añorada oreja.
Greta había aprendido la lección: había aprendido a escuchar.
Desde ese momento todo el mundo se puso a buscar la oreja de Greta, pero no la encontraron. Su vida cambió porque no podía escuchar las canciones, los cuentos... todo lo hacía a medias, y esa sensación hacía que Greta no se sintiera bien.
Un día mientras hablaba con su adorado mar, un pescador le comenta:
- ¿No has oído lo que te ha dicho? Tu oreja aparecerá cuando aprendas a escuchar.
Greta piensa que ella ya sabe escuchar, eso sí, quizá le falta ponerlo en práctica.
Y eso es lo que hace, ponerse manos a la obra. Nadie da crédito al cambio de actitud de Greta, ¡pero si parece otra niña!
Y un buen día, una ola que aparece por debajo de la puerta de su casa le trae su añorada oreja.
Greta había aprendido la lección: había aprendido a escuchar.
Un libro precioso, con unas ilustraciones tiernas y delicadas que habla de un tema con el que los niños se sienten identificados, porque a veces, es como si no nos escucharan cuando les llamamos. Pero esto no solo les pasa a los pequeños, también nosotros en algunos momentos estamos sumergidos en nuestro mundo y también nuestras orejas se despistan.
Greta y la oreja despistada
Marta Pallarés / Anna Grimal
Mosquito Books, 2016
Tapa dura.
Medidas 25 x 23 cm
32 páginas.
ISBN: 978-84-939905-6-5
Edad recomendada: 3-6 años, 6-9 años.
Ideas de actividades: (ver las actividades comunes)
- Dramatizaremos una situación en la que los niños sentirán qué ocurre cuando no nos atienden y escuchan. Dividir a los niños en dos grupos. El primer grupo saldrá de clase y al resto se les explicará que sus compañeros irán entrando de uno en uno y les pediremos que nos cuenten algo, pero cuando se ponga a explicarlo, nos pondremos a hablar, a jugar, a no atenderle. Cuando entre el segundo, el primero además verá como se comportan de igual manera que han hecho con él. Esto nos dará pie a hablar como me siento cuando no me escuchan y como vivo el que no escuchen a los demás.
- Para niños más pequeños hablar sobre como se sienten cuando sus profes, sus hermanos o sus padres no les atienden.
- De uno en uno, irán saliendo para contarnos algo que les guste, y los demás hablaran sin atenderle mucho. O puede ir haciendo preguntas de lo que ha contado y los demás responderán cualquier cosa.
- Jugar a taparnos los oídos con unas orejeras o unos cascos con música, e intentar leer los labios de los compañeros. Lo haremos con palabras sencillas.
- Jugar al teléfono roto. Los niños por grupos de 8-10 se pondrán en círculo. El primero leerá una frase que le entregará el profesor y se la dirá al oído a su compañero de la derecha, este a su vez se la repetiría al siguiente niño. Comprobarán cuando llegue al final, que la información probablemente se habrá visto distorsionada. En este juego se pone en marcha la atención, la memoria...
- Leer un texto a los niños, pidiéndoles que cada vez que escuchen una determinada palabra den una palmada, o hagan una marquita en un papel. Después comprobaremos cuántas veces se ha dicho la palabra y cuantas veces la han escuchado.
- Jugar a De la Habana ha venido un barco. En este juego se propone un tema y los niños tienen que decir algo relacionado con dicho tema. Los niños no pueden repetir ninguna palabra de las que hayan dicho los anteriores compañeros.
- Juegos acumulativos de palabras. Por ejemplo: colores. El primer niño dice ROJO. El segundo dice ROJO-AZUL. El tercero diría ROJO-AZUL-VERDE...
- Escuchar diferentes sonidos: de animales, de medios de transporte, de sonidos de la casa... Cada vez que escuchemos uno, pedir a un niño que nos diga a qué pertenece.
Pero también se pueden realizar otros tipos de juegos o manualidades.
- Hacer dibujos de orejas de diferentes animales para observar sus diferencias. Crearnos unas diademas de orejas de nuestro animal favorito.
- Pintar con acuarelas un paisaje marino donde haremos a Greta nadando. Las guardas del libro son una fuente de inspiración al respecto.
Enlaces de interés:
Ficha del libro en la página de la Editorial.
Entrevista a Anna Grimal.
Noticia sobre la editorial Mosquito Books.
Silvia G.
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